El niño XBOX, que no levanta dos palmos del suelo, me dijo:
—Un día, mi padre, jugando al fútbol en la XBOX, se llevó el balón con el hombro. Y no le pitaron nada. ¡Marcó gol!
—Pero todo esto que me dices, es mentira —respondí—. La XBOX es mentira.
El niño no dijo nada más. Se quedó mirando la nada, como si pensara. Me sumergí en mis propios pensamientos y sufrí una turbación, no en la fuerza, sino en mis palabras. ¿Es mentira de lo se vive a través de la XBOX o no?
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