He ido a comprar fruta este mediodía, por mi barrio, el Baix Guinardó, un barrio popular y descolgado de la Barcelona de moda. Hacía calor y la humedad era demasiado alta. Había cola en la frutería del paqui así que me he puesto a observar la calle. Sólo viejos, sobre todo viejas, solitarios. Algún joven de sesenta años, algunos bebedores en las terrazas, alguna chavala de cuarenta. Se largan los inmigrantes, los jóvenes más apretados también. ¿Quién quedará en mi barrio cuando se mueran los viejos?
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